Por qué Mastodon es mejor que Bluesky para apostar por las redes sociales federadas

Una versión luminosa en 3D del logotipo del Fediverso ilumina un entorno oscuro que podría parecer una placa base de un PC, con estructuras metálicas abstractas y lo que podrían parecer circuitos de una placa impresa.Imagen por Eukombos, Wikimedia Commons.
Resumen TLDR; Mastodon está impulsado por una empresa sin ánimo de lucro y existe gracias a donaciones y trabajo voluntario; Bluesky es una empresa de Silicon Valley que ha recibido 36 millones de dólares de inversores procedentes de big tech y criptomonedas. Mastodon es descentralizado desde el principio; Bluesky tiene un diseño que técnicamente permite descentralización, pero en la práctica por ahora todo el mundo depende de los servidores de esa empresa.


Quería hablaros de cosas distintas al fediverso, pero hoy he leído una noticia que me lleva a desatascar una texto que tenía en modo borrador hacer tiempo. La noticia en sí es buena: Rita Maestre, portavoz municipal de Más Madrid, se ha abierto una cuenta en Bluesky. Ha explicado que lo hace porque «hay que abrir nuevos caminos: necesitamos unas redes sociales abiertas, transparentes y libres de odio». Y, sí, me parece buena noticia que gente con tanta proyección pública hable y actúe en ese sentido. Pero podría ser bastante mejor. Voy a explicarlo.

Antes de nada, hay que nombrar las semejanzas: tanto Mastodon como Bluesky son redes sociales de microblogging, donde puedes publicar mensajes cortos (hasta 500 o 300 caracteres, respectivamente), fotos y vídeos; e interactuar básicamente de las mismas maneras (seguir, responder, gustar, redifundir, enviar mensajes privados). Ambas son emergentes, o sea, les falta mucho para llegar a públicos mayoritarios (puedes ver estadísticas aquí y aquí). Ambas dicen moverse en el paradigma de la federación: tecnología para redes sociales descentralizadas, para que quien quiera pueda instalárselas en su servidor y seguir comunicándose con gente que está en otros servidores.

A continuación, un poco de historia para entender las diferencias.

Diferencias entre Mastodon y Bluesky en su origen


Entre 2016 y 2018, el World Wide Web Consortium (aka W3C) abrió un grupo de trabajo para crear un protocolo de redes sociales. El W3C es un organismo internacional sin ánimo de lucro que se dedica a desarrollar y mantener los estándares de la World Wide Web. Es decir, las normas comunes que hacen que internet nos sirva para comunicarnos de manera global y descentralizada, las que permiten que sea un sistema robusto. En este caso, se trataba de generar un protocolo para redes sociales que puedan usar todas las personas, empresas o entidades que lo deseen, para avanzar hacia un ecosistema descentralizado y federado.

Los grupos de trabajo del W3C son abiertos, puede participar quien quiera, y a este acudieron varies desarrolladores independientes, que eran en su mayoría personas LGTBIQA+ que querían colaborar para crear redes sociales más amigables para el colectivo (hay otros grupos de W3C donde participa gente enviada por las big tech, pero por lo que sea a este no enviaron a nadie). El resultado de este trabajo fue un protocolo llamado ActivityPub.

Por aquella época, Eugen Rochko, un programador ruso-alemán al que le preocupaba que una plataforma con tanto poder de influencia como Twitter no fuera pública, ya estaba trabajando en su proyecto: Mastodon. Un tiempo después de que se anunciara ActivityPub, decidió adoptarlo como protocolo. Además de Mastodon, nacieron otras plataformas basadas en ActivityPub, como Pixelfed (para fotos), PeerTube (para vídeos) o Bookwyrm (para reseñar libros). El conjunto de todas ellas es lo que llamamos fediverso.

Después, en 2019, el entonces CEO de Twitter, Jack Dorsey, anunció que quería trabajar en redes sociales federadas. Puso al frente del proyecto a Parag Agrawal, otro alto cargo de Twitter (tan alto que fue quien sucedió a Dorsey como CEO; lo fue hasta que llegó Elon Musk y le despidió, en octubre de 2022). De aquí surgió Bluesky, una nueva red social que se presentó en 2021.

Para construirla, en lugar de basarse en el protocolo que ya había sido publicado por la W3C, decidieron desarrollar su propio protocolo, alegando que ActivityPub no era suficiente para lo que planean. Se llama AT. Después de un periodo de pruebas implementando AT en la nueva red social llamada Bluesky, en la que necesitabas invitación para entrar, se abrió completamente en febrero de 2024. Ahora, cualquiera puede abrirse una cuenta en su servidor principal, el que administra el equipo de colegas de Dorsey.

Diferencias en el nivel de apertura de Mastodon y Bluesky


Para explicar cómo de descentralizado es Bluesky, necesito ponerme un poco técnica (y que la gente súper técnica me perdone si estoy simplificando demasiado). Digamos que Bluesky está dividido en tres partes diferenciadas: el alojamiento de los datos (PDS), la distribución de estos datos (relay) y la selección de esos datos para cada usuarie (AppView). Los datos de cada usuarie están en lo que Bluesky llama Personal Data Servers (PDS), esos datos son leídos e indexados por los relay servers y la AppView es la parte que construye el muro o timeline de cada usuarie cada vez que entra a Bluesky, según sus preferencias. Aquí es probablemente donde el enfoque es mucho más ambicioso que en ActivityPub, porque los PDS están encriptados (de manera que no lo va a poder leer quien administre ese servidor), el relay permite encontrar datos con más rapidez y la AppView es muy configurable.
El enfoque de Bluesky es que cada usuarie pueda crearse su feed personalizado. Así lo representa en su documentación técnica.
Pues bien, en Bluesky hay gente que se ha montado su host en su propio servidor (PDS), pero por ahora el único relay que indexa los datos es el que administra Bluesky. Aunque técnicamente es posible crear tu propio relay, nadie lo ha hecho. Quizá porque no hay incentivos para hacerlo, quizá porque requiere una gran capacidad de computación (que será más cuantos más PDSs y datos para indexar haya) o quizá porque falta por liberar una pieza imprescindible, que se llama DID:PLC y es algo así como el identificador de cada componente. O sea, aunque te montaras tu propio relay, tendrías que pedirle al servidor principal de Bluesky que te deje mirar en su directorio, que es el único que tiene toda la información. Este punto es considerado el más débil, porque podría convertirse en un cuello de botella que dificulte llegar a una arquitectura realmente descentralizada.

La parte de la AppView tampoco está liberada y no se sabe cuáles son sus características técnicas porque Bluesky no las ha publicado. Además, por ahora, los mensajes directos solo se pueden enviar a través de la app oficial, porque la tecnología necesaria todavía no ha sido incorporada al protocolo AT. Resumiendo, por ahora, la descentralización total es solo promesas.

Lo más importante de estas redes sociales es lo que garantiza que no nos están colando nada nocivo: que publican su código fuente (y por tanto hay otres desarrolladores que pueden examinarlo y modificarlo). Tanto ActivityPub, como Mastodon y el resto de plataformas del fediverso que he visto, se publican con licencias que respetan las cuatro libertades del sofware libre: puedes usarlo, puedes estudiarlo y modificarlo según tus preferencias, puedes redistribuir copias de la versión original, y puedes redistribuir copias de tus versiones. En cambio, cuando Bluesky publica su código, lo hace con la licencia MIT, que también es abierta pero con un matiz.

Hay un debate interminable sobre si esta licencia puede llamarse libre o no, pero lo que me interesa es destacar cuál es la diferencia con las licencias ortodoxamente libres: la licencia del MIT permite que quien modifica algo puede distribuirlo bajo otra licencia. Es decir, alguien podría copiar el código, crear una versión nueva y convertirlo en software propietario, encerrado bajo copyright. Es una manera de asegurar que pueda haber modelos de negocio privativos en el futuro.

Google, por cierto, suele usar esa licencia para liberar algunos de sus desarrollos y ha demostrado que no es incompatible con controlar el mercado y seguir creciendo. En esta línea, cabe recordar la estrategia «Embrace, extend, and extinguish» utilizada por Microsoft —y descrita en documentos internos descubiertos en el marco de una investigación de las autoridades antimonopolio estadounidenses—, que consiste en adoptar un estándar ampliamente usado e introducir cambios con software privativo hasta hacerlo incompatible con soluciones desarrolladas por empresas más pequeñas y dejarlas fuera del mercado.

Diferencias en el modelo empresarial de Mastodon y Bluesky


Quienes desarrollan Bluesky dicen estar haciéndolo por el futuro de internet y que su modelo es el siguiente: construir algo muy robusto de manera centralizada y luego liberarlo. La aproximación de Rochko con Mastodon es diametralmente opuesta: se lanzó a escribir código y, desde el primer momento, lo publicó para que pudiera ser examinado y mejorado por gente tan voluntarista como él.

Con el tiempo, Rochko consiguió dedicarse a tiempo completo a Mastodon gracias a las donaciones de la gente que lo usa. Desde 2021, Mastodon tiene forma legal con una empresa sin ánimo de lucro (Mastodon gGmbH, con sede en Alemania). Las últimas cuentas publicadas en su web son las de 2022, cuando sus ingresos subieron vertiginosamente coincidiendo con el terrorífico desembarco de Elon Musk en Twitter. Llegaron a 326.000 euros, la mayoría a través de donaciones en Patreon, y pudieron ampliar el equipo. Actualmente hay 9240 personas apuntadas para donar mensualmente. Este año han abierto sede en Nueva York para que la gente que dona desde EE UU pueda desgravarse sus impuestos.

El equivalente al host de Bluesky en el fediverso se llama instancia. Actualmente, el fediverso está compuesto por más de 29.000 instancias de diverso tamaño y pelaje. La mayor es la de Rochko, Mastodon.social, pero la variedad es inmensa. La mayoría sobreviven gracias a administradores y moderadores que trabajan de manera voluntaria, o a cambio de algo de dinero donado por sus usuaries. También las hay finaciadas por administraciones públicas, gobiernos, universidades, centros de investigación, fundaciones, ONG o empresas.

Por su parte, Bluesky está sustentada por una empresa con ánimo de lucro (Bluesky PBLLC), con sede en Delaware, curiosamente un paraíso fiscal. Las cuentas de Bluesky no son públicas, pero sabemos que comenzó con 13 millones de dólares desviados de Twitter por Jack Dorsey. Hace un mes anunciaron que contaban con otros 8 millones de dólares, aportados por una sociedad de inversiones de Silicon Valley.

[Actualización a 24 de octubre de 2024: Bluesky ha conseguido 15 millones de dólares más de capital de riesgo, provenientes de una entidad llamada Blockchain Capital, con participación de expeces gordos de Twitter, Microsoft y Google e inversores en IA y criptomonedas. A la vez, han anunciado que están desarrollando un modo de pago, con acceso a más features, prometiendo que siempre habrá cuentas gratuitas y que no darán más visibilidad a las de pago.]

Hay otros indicios que dejan claro que Bluesky no tiene interés en alejarse del entorno de las big tech. Desde abril, se pueden publicar GIFs… pero solo si están alojados en Tenor, que es un repositorio de GIFs que pertenece a Google. O sea, que si acabas por montarte tu servidor de Bluesky para recuperar el control de tus datos, solo podrás publicar un GIF si se lo pides a Google, que lógicamente va a saber que se lo estás pidiendo. Por otro lado, se puede comprobar que el host que administra Bluesky está compartiendo datos con Twilio Segment, que es un servicio para analizar el comportamiento de les usuaries en tiempo real y que usan grandes plataformas para gestionar la publicidad personalizada.

¿Significa eso que Bluesky va a acabar implementando publicidad? Ni confirman ni desmienten. La CEO, Jay Graber, ha prometido que, si lo hacen, no se van a pasar y nunca «enshitificarán» su red social.

Hay que admitir que Bluesky siempre ha tenido honestidad: desde el principio, reconocen estar buscando la forma adecuada para monetizar sus servicios. Obvio, nadie da esa cantidad de millones sin esperar un retorno. Entre la posibles formas que dicen barajar, se incluye el cobro por funcionalidades adicionales. De hecho, el mes pasado también anunciaron su primer servicio de pago: nombres de dominio personalizados. Es decir, si pagas entre 10 y 50 dólares al año, puedes tener un nombre de usuarie tipo tunombre @loquequieras.com.

Una cosa es cierta: si queremos que las redes sociales federadas sean realmente una alternativa, necesitamos que sean masivas. No vale con proyectos indies. Estoy de acuerdo en que instancias autogestionadas por colectivos de hackers se nos quedan pequeñas. También están de acuerdo la Comisión Europea, los gobiernos de Alemania y Países Bajos y Meta, y por eso todas estas entidades están experimentando con ActivityPub (di más detalles de esto en la anterior entrega de esta newsletter).

Sea por interés en la soberanía tecnológica, por servicio público, para fomentar la competencia a las big tech, o por explorar nuevos modelos de negocio, muchos actores tienen mucho que ganar si hacen crecer las redes sociales descentralizadas. Incluso habrá gente en Silicon Valley que esté trabajando en ello honestamente, no lo niego. Pero creo que tenemos suficiente historial y contexto para entender que tiene más sentido apostar por la vía de ActivityPub y el fediverso, por su condición descentralizada desde el principio. Ya perdimos demasiado cuando confiamos en los señores de Silicon Valley, no nos arriesguemos otra vez a acabar atrapades en lugares tóxicos.

¿Y si no quiero elegir entre Mastodon y Bluesky?


Y si todo esto va a ser abierto, ¿por qué no desarrollar una forma de que AT y ActivityPub se comuniquen? Bueno, es evidente que Bluesky no está por la labor y la integración total parece muy lejos, pero aún así ha habido algunos intentos en la comunidad del software libre. Uno de ellos es BridgyFed, un puente para estar presentes en Mastodon y Bluesky a la vez. En esencia, lo que hace es duplicar tus posts automáticamente de una red a otra, aquí lo explican mejor. Otra posibilidad es usar OpenVibe, una aplicación móvil que te permite consultar tus cuentas en ambas redes (o sea, lo verás todo entremezclado).

Si duplicar o mezclar te parece un lío, siempre puedes estar en los dos sitios, sin más. No cuesta tanto: son mensajes cortos, se cortapegan, y quizá se editan un poco para adaptarlos a los estilos de cada casa, como hemos hecho de toda la vida manteniendo cuentas en varias redes. Desde luego, si eres un personaje público que trabaja con un equipo para gestionar tu presencia digital, es muy fácil pedirles que también copien a Mastodon tus mensajes cortos.

Así que: bienvenida, Rita Maestre, al lado esperanzador y liberador de las redes sociales. Ojalá verte también en el rincón, en mi humilde opinión, idóneo.

Lecturas relacionadas



Lo de mi libro


Recordatorio amistoso de que presento Las redes son nuestras en Madrid. El 18 de septiembre, a las 19:00, con Margarita Padilla en Traficantes de Sueños.


Si te gusta leer libros, entra así al fediverso


Hola,

Agosto es el mes de empezar cosas nuevas. Cosas que no son trabajo ni exigen disciplina, claro, esas las empezamos en septiembre; agosto es el mes de dedicarle tiempo a descubrir música, a una ruta en bici o a pie que no habías explorado antes, a las recetas que apuntaste y no habías podido probar hasta ahora, a la pila de libros pendientes… Y, por qué no, a adoptar un hábito digital nuevo.

Si ya sabes lo que es el fediverso, puedes saltarte estos tres párrafos


Instagram, TikTok y demás redes sociales masivas pueden estar muy bien, pueden ofrecerte muchas cosas interesantes, pero tienen un problema. Bueno, tienen muchos problemas, pero la base de todos es este: que si decides usarlas te quedas atrapade dentro. Si por lo que sea te deja de apetecer estar en ellas, pierdes el contacto con la gente a la que sigues y no puedes llevarte tus contenidos a otro sitio. Ese es el motivo por el que normalmente te quedas y aguantas lo que te echen (publicidad, contenidos tóxicos, pérdida de privacidad, empeoramiento de funcionalidades, imposiciones del algoritmo… lo que sea).

Con el correo electrónico no ocurre así: puedes elegir tener una cuenta en Gmail, Hotmail, el servidor de tu universidad, un servidor autogestionado por un colectivo hacker, etc, etc; y puedes enviar y recibir correos de un servidor a otro. No hay atrape. Si por lo que sea quieres cambiar de proveedor de correo, puedes exportar tus mensajes y tus contactos y cambiar con relativa facilidad. ¿Por qué es así? Porque hay protocolos que permiten que el correo sea interoperable. O sea, todos los servidores de correo hablan un lenguaje común y se entienden entre ellos. Si no hay interoperabilidad entre las redes sociales más conocidas es simplemente porque las empresas que las desarrollan no quieren que así sea: como su negocio se basa en explotar tus datos, prefieren atraparte, a ti y a todes tus amigues juntes.

¿Podríamos tener redes sociales interoperables? Sí. De hecho, las tenemos. Existe un protocolo libre llamado ActivityPub y hay plataformas de redes sociales que lo utilizan, de manera que están federadas entre sí: puedes usar cualquiera de ellas, desde cualquier servidor donde hayan sido instaladas, e interactuar con todas las personas que usan cualquiera de estas plataformas. A ese conjunto de plataformas sociales federadas lo llamamos: el fediverso.

Vale, voy al fediverso, ¿por dónde empiezo?


La respuesta habitual sería esta: ábrete una cuenta en Mastodon, que es la plataforma del fediverso que usa más gente. Es para mensajes cortos (sí, tipo Twitter). Pero yo he venido aquí a contarte otra puerta de entrada: Bookwyrm. Se trata de una red social sobre libros. Puedes anotar qué libros has leído, cuáles estás leyendo y cuáles quieres leer; puedes escribir reseñas; y puedes seguir la actividad de otres usuaries que están haciendo lo mismo. Es una manera chula de recordar los libros que te interesan y de paso descubrir otros nuevos.

Ya existe una red social comercial para hacer eso, sí, Goodreads. La usan millones de personas, así que encontrarás todos los libros reseñados mil veces, pero… es de Amazon. No voy a entrar aquí en detalle porque seguro que ya has leído sobre cómo Amazon atenta contra la justicia en el mercado de los libros (y contra otras muchas otras cosas). Seguro que ya sabes que molaría mucho evitar darle más datos a Amazon para alimentar sus algoritmos, por lo que la idea de Bookwyrm te seduce.

Pues es fácil: puedes ir a Bookwyrm.social, abrirte una cuenta y empezar a usarla. Hay que entender una cosa clave: Bookwyrm es el nombre del software con el que funciona esta red, es un software libre y por tanto puedes bajarte el código e instalarlo en cualquier servidor. Bueno, perdón por más jerga técnica, pero, a estos efectos, conviene saber que servidor = instancia. Pues bien, Bookwyrm.social es la instancia donde lo han instalado la misma gente que creó el software, que te lo ponen muy fácil dejando que simplemente vayas allí y te abras una cuenta. Pero podrías usar Bookwyrm desde cualquier otra instancia —aquí tienes la lista de las disponibles— y, gracias a la magia de la federación, interactuar con toda la gente y todos los contenidos de las distintas instancias.

Antes de que te líes eligiendo, te cuento que mi instancia favorita se llama Lectura.social. Funciona desde enero de 2023 y es una iniciativa de Nuria, una editora majísima residente en Soria que cuenta sus porqués en este texto. Para sufragar sus costes, tienes que pagar entre 5 y 20 euros al año, según tus posibilidades. El mantenimiento técnico lo hace un desarrollador mexicano, Mau, y el dinero que le pagan lo dona a varias ONG de su país. Por el momento, lo usamos poco más de cien personas.

Otras instancias interesantes son Comelibros.club, que es administrada por hacktivistas catalanes y recomienda que se reseñen libros en todas las lenguas del Estado español, y Paperjale.eus, que es un proyecto de Euskadi y está en euskera.

Todas estas instancias son justo el tipo de internet que quizá estés echando de menos (quizá sin saberlo): el de comunidades pequeñas de personas que se reúnen para tener conversaciones pausadas y respetuosas, basadas en su genuino interés por compartir, en lugares autogestionados que escapan al control de las big tech.

En realidad, todo el fediverso es así, pero el motivo por el que recomiendo que entres por aquí es porque va de libros. Es un error migrar a Mastodon buscando un reemplazo para Twitter porque no vas a encontrar lo que buscas: allí no hay millones de personas publicando memes, hilos rebuscados y otras ocurrencias de las que enganchan. Y, al ser mucho menor en concurrencia, es también menor la escala del salseo, la urgencia y la dopamina. Puede que, si no le dedicas mucho tiempo para encontrar tu comunidad, Mastodon te aburra. Pero Goodreads y Bookwyrm son sitios a los que vas cuando quieres anotar un libro que te han recomendado, o a escribir una reseñita si has leído algo que te ha gustado mucho. Y ahí, creo, no hace falta que la experiencia sea apabullante, se disfruta más del ritmo lento y no pasa nada si no encuentras multitudes a tu paso.

Si ya usas Goodreads, puedes exportar tu listado de libros y luego importarlo a tu nueva cuenta de Bookwyrm. Es fácil de hacer, aunque no te voy a mentir: puede que no funcione al 100% porque no todos los libros están en Bookwyrm, que se basa en un catálogo actualizado colaborativamente y no en el monstruo omnívoro de Amazon. Si no aparece el libro que quieres anotar, puedes añadirlo tú creando la ficha a mano.

En general, la interfaz de Bookwyrm es intuitiva, pero si eres de esas personas a las que les gusta leerse un tutorial antes que nada, mira este. Su autor es C.Pimentel, que también es moderador de contenido de Lectura.social (sí, si entra spam o mensajes de odio, los borran).

Si me vas a hacer caso y acabas llegando a este rincón del fediverso, saluda: mi usuaria es teclista@lectura.social. Y si has leído Las redes son nuestras, por favor, deja una reseña (puedes hacerlo desde cualquier instancia federada, claro, aparecerán todas juntas).

Razones para pensar que esto del fediverso puede ir en serio


Ahora mismo, hay un millón de usuaries actives en el fediverso. Es poquísima gente comparada con lo que es internet, claro. Es un rollo outsider. Vale. Pero yo creo que debemos apostar por ello, que tendrá más sentido cuanto más lo usemos y más crezca, y aquí van algunas razones para calcular que va a crecer:

  • La autoridad de protección de datos de la Unión Europea (EDPS) estuvo dos años probando con una instancia de Mastodon y otra de Peertube (la red de vídeos) y concluyó que «el proyecto ha demostrado ser exitoso en ofrecer plataformas de redes sociales alternativas, respetuosas con la privacidad y centradas en el usuario». La Comisión Europea lanzó su nueva instancia en mayo.
  • El gobierno de Países Bajos abrió su instancia de Mastodon para probar y acaba de anunciar que a partir del 1 de enero de 2025 todas las entidades gubernamentales podrán abrir cuenta en ella. También hay una instancia del gobierno de Alemania, aunque no tengo noticias de su evolución futura.
  • La BBC inició su instancia de pruebas el año pasado y en febrero anunció que, además de seguir y ampliar su Mastodon, va a estudiar cómo publicar todo su contenido con el protocolo ActivityPub.
  • Meta está en el fediverso: están implementando ActivityPub en su red social Threads. Van añadiendo funcionalidades poco a poco, desde la semana pasada ya puedes leer en Threads respuestas que te envíen desde otras redes del fediverso.
  • Parece un movimiento inteligente en un contexto en el que crece la preocupación gubernamental por el oligopolio de las grandes plataformas. La Unión Europea ya dice en su Ley de Mercados Digitales que deberíamos poder cambiar de proveedor de servicios sin tanto drama, y que nuestros datos no deberían quedar encerrados en una sola plataforma. Todavía no está claro hasta dónde va a llegar la aplicación de esta ley, pero la adopción de protocolos interoperables puede ser un apaño para estos gigantes, que técnicamente la cumplirían si se unen al fediverso.

Hablaré más del fediverso en próximas entregas porque, la verdad, es el asunto concreto que más me emociona ahora mismo en internet. Hay muchos debates teóricos y muchos conceptos futuribles por ahí, pero la vía de salida factible y que ya está en marcha es esta. Interoperabilidad (y la descentralización que permite), o barbarie.

Solo una cosa más, antes de despedirme: tenemos por fin fecha confirmadísima para presentar el libro en Madrid. Ha sido difícil cuadrar agendas, pero ya está: será el 18 de septiembre, en la fantástica librería Traficantes de Sueños, con la fabulosa ingeniera informática Margarita Padilla. Si te pilla por allí en esas fechas, será un placer saludarte.

Si no, de cualquier manera, nos vemos en el fediverso.


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